Buñuelos de calabaza

     Estas fallas han sido diferentes. Es la primera vez que no voy a mi Valencia en, al menos, 18 años. Las cosas vienen como vienen, y no hay que forzar, pues , como decía mi madre, "Hasta el cantar quiere ganas". Y este año ha venido así. Y, entre las muchas diferencias, he hecho, por primera vez, buñuelos de calabaza. Ha sido una experiencia bonita, Vero y yo hemos hecho una mezcla de recetas de las que hemos encontrado, y nos han salido unos buñuelos deliciosos, con el fallo de que la calabaza utilizada no ha sido la apropiada, que tiene que ser la chata y redonda, la valenciana. De todas formas, estaban muy buenos, y ya lo sabemos para la próxima vez.
     He descubierto un refrán valenciano que me encanta: "Cada santet té el seu dolçet". Y es bien cierto, en muchas culturas. Tenemos los bollos de santa Lucía, el Roscón de reyes, las coronas de Santa Orosia, los rollos de san Blas, la tarta de Santiago, la coca de San Juan,......Y los buñuelos de calabaza de San José. El olor de los buñuelos, el de la pólvora quemada y el del azahar, son los que conforman el olor de las fallas. Así que hoy, Día de San José toca ésto.

Ingredientes

  • 400 gr de puré de calabaza
  • 300 gr de harina de fuerza
  • 30 gr de levadura fresca
  • Una pizca de sal
  • Un par de cucharadas de azúcar (según el dulzor de la calabaza)
  • Aceite de girasol para freír
  • Un chorrito de vinagre.

     Asamos calabaza. Aunque también puede hervirse, o hacerse al vapor. Nosotras leímos que, asándola, obtendríamos unos buñuelos de mejor sabor y color, y eso hemos hecho. Pero puede también hervirse, o bien hacer al vapor, con el fin de que coja menos agua. Una vez cocinada de la manera que decidamos, la trituramos para obtener el puré, y tomamos 400 gr.
     Cogemos la levadura fresca y la deshacemos, desmenuzándola con los dedos dentro de la harina. Esta vez he utilizado harina de fuerza, pero sólo lo leí en un sitio, el resto no especificaba el tipo de harina. Ya deshecha, lo añadimos al puré de calabaza, mezclándolo bien. Si la calabaza no es muy dulce, podemos incorporar un par de cucharadas de azúcar. Añadimos también una pizca de sal. Amasamos bien, y dejamos reposar, tapado y en un sitio cálido, hasta que la masa doble su volumen.
     Ponemos en una sartén honda o en una cacerola, abundante aceite de girasol a calentar. También hemos leído que, añadiendo un chorrito de vinagre al aceite, los buñuelos quedan menos aceitosos, así que, obedientes que somos, así lo hemos hecho. Y realmente, no han quedado nada aceitosos.
     Cuando el aceite esté caliente, vamos cogiendo pellizcos de la masa con los 4 dedos de la mano, y, mientras lo echamos en la sartén, con el dedo pulgar hacemos un agujero en el centro del pellizco de masa. No los haremos demasiado grandes, para que no se vayan al fondo de la sartén debido a su peso excesivo, y los haremos a fuego medio, con el fin de que no se quemen por fuera mientras por dentro siguen crudos. Los freímos hasta que estén dorados, dándoles la vuelta cuando ya están hechos por un lado, y los sacamos a un plato sobre papel absorbente. Si queremos, espolvoreamos con azúcar, o los servimos junto a ella para que cada cual se los endulce a su gusto.
     Nos han salido unos buñuelos esponjosos, muy ricos, a pesar de que hemos usado una calabaza poco dulce, excesivamente fibrosa y con un sabor particular. Pero los próximos, estarán de mayor vicio.
     Y así, junto con un delicioso chocolate, acompañada de unos excelentes amigos, y comunicándome por whatssapp con mis hijos, he pasado una muy buena mañana de San José, atípica y diferente, pero buena. En la filosofía de éste día, festividad del patrón de los carpinteros, va el deshacerse de las cosas viejas, inservibles, limpiar la basura del taller y hacer una gran hoguera, que ponga luz donde había oscuridad y que de la bienvenida a la primavera, que "per la senda de les flors ja ve l´estiu". Confiemos en que lo mejor está por llegar. Amén.

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