Ingredientes
- 1/4 Tsp (cucharada de postre) de bicabonato amónico
- 1/2 Tsp de gasificante para repostería si no encontramos el anterior
- 1 cucharada de leche o nata (solo si usamos el bicarbonato amónico)
- 450 gr de harina para repostería tamizada
- 375 gr de azúcar glas tamizado
- 3 huevos grandes a temperatura ambiente
- 58 gr de mantequilla a temperatura ambiente
- 1/4 Tsp de sal fina
- 1/4 Tsp de aroma de anís (yo puse cazalla)
- Harina de repostería
- 1 cucharada de semillas de anís
Mezclamos el bicarbonato con la leche y dejamos reposar 30-60 min, hasta que se disuelva.
Batimos las huevos en la KA con el accesorio de globo, durante 10-20 minutos, hasta obtener una masa densa y clara. Bajamos la velocidad y vamos añadiendo a cucharadas el azúcar hasta que se integre. Entonces añadimos la mantequilla en pedacitos, hasta que se absorba. Es el momento de añadir el bicarbonato, la sal y el aroma, y batimos bien.
Cambiamos el globo por la pala mezcladora, y poco a poco y al mínimo, incorporamos la harina, hasta integrarla totalmente. La masa pegajosa que nos queda. la volcamos sobre una mesa enharinada, y vamos amasando y más harina hasta conseguir una masa que no se nos pegue a las manos, con el fin de que tampoco se pegue al molde. En mi caso, he necesitado unos 50 gr más, aproximadamente.
Estiramos un poco la masa, la envolvemos en film y le dejamos reposar unos 30 min en la nevera, con el fin de conseguir una masa con una textura más firme.
Enharinamos la mesa y el rodillo. Si no lo hacemos, al presionar con el molde, la masa se pegará a la mesa y tendremos que empezar de nuevo. Extendemos la masa hasta conseguir un dedo de grosor. Enharinamos ligeramente el molde con la ayuda de un pincel y lo apoyamos en la masa, presionando bien. Retiramos con cuidado el molde, por si alguna zona se ha quedado poco marcada y hay que apoyarlo de nuevo. Ese ha sido uno de mis fallos: no he apoyado lo suficiente el molde y no se han quedado bien marcados los detalles. Me he dado cuenta en las 3 últimas galletas. Yo creía que el molde era malo, y la mala es la repostera, jajajaj. La próxima vez tengo que dejar la masa un poco más gruesa, y apoyar el molde con más entusiasmo. Pero tampoco hay que hacerlo muy despacio, para que no se quede la masa adherida a los detalles y haya que estar limpiando el molde con un palillo.... Por eso mismo, es importante enharinar el molde entre galleta y galleta también.
Una vez impresa la galleta, la cortamos o bien con un cortador adecuado, o bien con un cuchillo afilado, y con muchísimo cuidado, la depositamos sobre una bandeja forrada con papel de hornear. La galleta es muy blanda y se deforma con muchísima facilidad.
Los pedazos que van sobrando se pueden volver a amasar y obtener nuevas galletas. Una vez todas listas, se dejan secar al menos durante 24 horas a temperatura ambiente y sin cubrir. Este secado tiene como finalidad que la galleta conserve el dibujo y los detalles una vez horneada. Estará lista si está seca por arriba y algo húmeda por abajo, de forma que al hornearse, rompa por esa parte, que es la más débil. De hecho, antes de introducirlas en el horno ya caliente, podemos pasar los dedos húmedos por la base, para ayudar en este proceso.Así, las galletas no se ensanchas, sino que crecen hacia arriba- Este ha sido otro de mis fallos. He leído, después y en otro sitio, que hay que dejarlas secar hasta que el color cambie de amarillo a blanco, y yo no lo he hecho así, simplemente las amasé y formé la mañana del sábado, y las horneé la del domingo, con lo cual, a lo mejor no han pasado ni siquiera 24 horas. El resto sí lo he hecho igual.
Yo he esparcido una cuchara de se semillas de anís machacadas en el mortero sobre la bandeja, antes de hornearlas. La próxima vez, además, pondré anís en lugar de cazalla, pues o he puesto muy poco,ya que no quería pasarme con el líquido, o no ha sido el licor adecuado.
Precalentamos el horno a 120ºC, calor arriba y abajo. Las introducimos en la parte más baja del horno, durante unos 15-20 minutos, por supuesto menos tiempo si son pequeñas. Yo, como aconseja Virginia, hice una prueba con una galleta (en realidad un resto de masa estirada que guardé para este fin), y la cara superior estaba lisa, y la inferior doradita, y puse el resto de las galletas a hornear con ese tiempo. Y creo que no las he cocido lo suficiente, pues la parte de abajo estaba aún pelín pegajosa, pero la de arriba estaba lisa, y me daba miedo pasarme en el tiempo de horneado. Igual tenía que haber subido un poco la temperatura del horno, pero esto lo probaré la próxima vez que las haga. Además, recién sacada del horno, la galleta está blanda todavía, y eso también me ha liado sobre el punto de cocción.
Una vez sacada del horno, la dejamos enfriar sobre la bandeja unos 5 minutos, para que endurezca un poco, y la pasamos a una rejilla para que se enfrien.
Ya frías, podemos guardarlas en una caja hermética. Dice Virginia que están mucho más ricas al cabo de 2ó 3 semanas, ya que recién hechas su textura es más dura y con el tiempo se albandan, ganando también en sabor.