Hoy es San Valentín. En el fondo, nunca he sido muy partidaria de esta parafernalia comercial, pero de todas formas, es una ocasión para darnos cuenta del día a día, de los detalles cotidianos, de las sonrisas, de los gestos de cariño y las miradas cómplices. El detalle de que te hayan dejado preparado el café de la mañana a pesar de las prisas y el sueño; que piensen en cómo te gusta de cuajada la tortilla de patatas para dejarla a tu gusto; un mensaje a media mañana desde el trabajo, buscarte con los ojos al llegar del trabajo y sonreír...son pequeñas grandes cosas. Pero después de este rollo, y de todas formas, ¿a quien no le gusta recibir un regalo, aunque sea San Valentín?.
Hace tiempo que tenía ganas de hacer esta receta. La ví en
este blog, en un HEMC. y hoy, es una buena ocasión para publicarla.
Ingredientes
- 200 ml de leche de almendras
- 15 almendras saladas
- 2 hojas de gelatina
Remojar la gelatina en agua fría. Calentar parte de la leche y deshacer la gelatina en ella. Mezclar con el resto de la leche, echar en una cubitera de goma con forma de corazón. Poner una almendra dentro de cada cubito, y dejar en la nevera hasta que cuaje.
Desmoldar con cuidado y servir sobre cuchara.
Con esta cantidad he tenido lo justo y suficiente para rellenar un molde de bombones de silicona en forma de corazón. Lo engrasé ligeramente con aceite de girasol, y luego lo rellené. Me ha costado poco desmoldarlo, aunque algún corazón no ha salido bien. Nos ha gustado, fue un aperitivo que no sobró, y todos elucubrando sobre qué sería eso blanco. De todas formas, pierde un poco por el hecho de que la almendra interior se reblandece mientras cuaja la gelatina, pero aún así, es fácil de hacer y está bien rico.
Feliz San Valentín. Por muchos años más de miradas y susurros.
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