Ingredientes:
- Panecillos pequeños (pepitos)
- Titaina (o tomate, pimiento y atún)
- Leche
- Huevo
- Aceite
En un bol amplio se pone la leche, y se bañan en ella los panecillos, sin empaparlos, de uno en uno. Deben quedar blanditos, pero sin exceso de leche. Se van dejando sobre la encimera.
En otro bol amplio, se baten huevos con un poco de sal. Los huevos han de estar bien batidos, de manera que el pan se bañe en la espuma del huevo.
En una freidora con el aceite limpio, o bien en una sartén profunda, o en una cazuela amplia, se pone a calentar abundante aceite de oliva. Cuando el aceite está muy caliente, se toma un panecillo, se pasa por el huevo batido y se pone a freír, vuelta y vuelta hasta dorarlos, con cuidado de no quemarlos. Se sacan y se ponen a escurrir sobre papel absobente. Se les retira el palillo.
Es conveniente no hacer muchos de una vez. Es decir, se rellenan cuantos panecillos tengamos, pero se pasan por la leche no más de 10, ya que si hay muchos, se empiezan a pegar al mármol y hay que estar cambiándolos de posición o pueden romperse. Se han de pasar por el huevo inmediatamente antes de echarlos a la sartén, por el mismo motivo, para que no se deshaga el pan.
Lógicamente, las cantidades dependen del número de panecillos que tengamos que preparar.
Se pueden comer fríos o calientes, son ideales para viajar.
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