Monkey bread

     Hace ya varios años me llamó la atención este pastel, entre otras cosas, como no, por su nombre. Y hoy le ha llegado el turno. Porque hoy es el cumpleaños de una persona que es muy especial para mí, sin cuyo soporte, mi vida habría sido mucho más gris y difícil. Hay cosas que no pueden explicarse más que con una mirada, y la limpia de sus ojos verdes lo dice todo. Hoy cumples 50 años. Ese medio siglo que llevamos festejando, en propios y ajenos, desde hace casi 4. Porque estamos en esa edad estupenda en que sobran muchas tonterías. Así que hoy toca un pastel diferente, uno que nunca hice y que es distinto hasta en la forma de comerlo.
     La receta es de María Lunarillos, que tiene un paso a paso estupendo, pero las que he visto por la red son todas similares.

Ingredientes
Masa
  • 420 gr de harina de fuerza
  • 250 gr de leche entera
  • 15 gr de levadura fresca
  • 45 gr de azúcar
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 75 gr de mantequilla ablandada
Cobertura
  • 200 gr de azúcar blanquilla
  • 2 cucharadas de canela molida
  • 100 gr de mantequilla derretida
     Mezclamos la harina, azúcar y sal. Templamos la leche, disolvemos la levadura y añadimos a la mezcla anterior. Dejamos reposar 10 minutos.
     Empezamos a amasar, a mano o a máquina, y vamos añadiendo la mantequilla en porciones, hasta que esté bien integrada, y dejamos reposar 10 minutos.
     Amasamos 1-2 minutos y dejamos reposar 10, y así varias veces, hasta obtener una masa fina y elástica. Entonces tapamos el bol y dejamos reposar hasta que doble su volumen.
     Preparamos la cobertura, mezclando azúcar y canela en un bol.
     En ese momento  pasamos la masa a la encimera, estirándola con un rodillo hasta obtener un rectángulo de aproximadamente 40 x 50 cm, y de él, marcamos 10 tiras a lo alto y 10 a lo ancho, hasta obtener 90-100 piezas de masa, a las que daremos forma de bola, pasaremos por la mantequilla derretida, luego por la mezcla de canela y azúcar, e iremos acomodando en un molde de corona. No hace falta que las porciones sean idénticas ni que queden muy ordenadas, la irregularidad forma parte del encanto de este dulce. Una vez colocadas todas las bolas, dejamos doblar el volumen del pastel.
     Precalentamos el horno a 180ºC y cocemos durante unos 35 minutos sin aire.
     Es mejor dejar templar el pastel antes de darle la vuelta, pues al sacarlo del horno está muy tierno y las bolitas no están firmemente pegadas entre sí. Al enfriarse un poco adquirirá firmeza, y entonces le damos la vuelta y dejamos enfriar sobre una rejilla.

     Conforme lo voy haciéndolo, me gusta más la elección. La cocina es también una metáfora de la vida. Aquí tenemos un pastel clásico (de la gastronomía estadounidense), hecho con harina de fuerza, nada de harinas flojas ni tonterías, con leche entera, de la de verdad, levadura de la de toda la vida, que hay que amasar e integrar con mimo, cuidándolo, vigilando los levados y dando tiempo para que los fementos hagan su papel. Es irregular, como la vida, todas las bolitas son tan ligeramente iguales como diferentes, y hay que endulzarlas y rebozarlas para que sean mejores al paladar. No se debe desmoldar en caliente, hay que dejar que pase un poco de tiempo, para que las cosas se asienten y ganen en firmeza, y entonces sí, cuando el tiempo cumple su papel, entonces sí que desmoldamos este maravilloso pastel, que una vez dejado enfriar sobre una rejilla, nos lo comemos con las manos, como más disfrutábamos las cosas cuando eramos niños, paladeándolo y chupándonos los dedos, que no se va a desperdiciar la deliciosa cobetura. De todas formas, a mí se me ha desmontado, pero da igual, porque a estas alturas de nuestra vida, no nos van a alterar esos pequeños detalles. Hemos aprendido que no todo se puede controlar, y que hay cosas que no serán más beneficiosas por controlarlas.

Como dice la amiga de Sabores de Viena, la cocina es sensual. Así que, dedicado a tí, con el sincero deseo de que cumplas muchos más y de que seas muy feliz en todos y cada uno de los años que te queden,  de los cuales me gustaría seguir formando parte, un Pan de Mono, sencillo, diferente, mimado, sensual, delicioso.Y con canela, con mucha canela.



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