Fassedures de dacsa o Albóndigas de maíz

      Esta es otra de las recetas típicas de Cocentaina. Yo no las he hecho nunca, porque en las carnicerías del pueblo las venden ya hechas, y a mi familia no les va demasiado. Pero hoy, en que he hecho olleta, he comprado y se las he puesto. Y no quiero dejar de reflejar aquí su existencia, como cosa típica.



Ingredientes

  • 250 gr de harina de maíz
  • 1/2 barra de pan
  • Perejil
  • Tocino cocido
  • Sal
  • Pimentón rojo
  • 50 ml de aceite (una mesureta)
  • 1 huevo

     La medida que pone la receta, que he sacado de aquí, es de media barreta, que es un tipo de pan que se vende aquí, así que tendremos que ir probando con pan, poco a poco,

     El tocino lo habremos cocido en la olleta o el cocido, y lo usaremos para formar las pelotas.

     En un recipiente ponemos la harina de maíz y el pan, preivamente remojado en agua y bien escurrido. Añadimos el perejil picado, el tocino, un poco de sal y de pimentón rojo, el aceite bien caliente y el huevo. Amasamos bien todos los elementos. Si se queda seco y necesitamos líquido para amasar, añadiremos caldo de la olla donde cocimos el tocino.

     Una vez bien amasado, formamos las bolas, y les damos forma redonda u ovalada, o también se pueden envolver dentro de una hoja de col, y las ponemos a cocer junto con la olleta.

     La mesureta es una jarrita de hojalata que había en las casas, y que se utilizaba para añadir el aceite a los guisos. Y tiene una capacidad de 50 ml.

     Lo dicho, una vez más no nos han entusiasmado, pero es una manera de aportar alimento en tiempos de escasez, de la cocina de aprovechamiento que tanto me gusta, y por ello, no quería dejarlas caer en el olvido en esta humilde ventana.

Trigo sarraceno con verduras

      Descubrir nuevos productos (para mí, que el producto no es nuevo) y nuevos sabores y poder integrarlos en mi cocina, siempre ha sido un placer. Y, además está muy bueno. La receta está sacada de aquí.



Ingredientes

  • 125 gr de trigo sarraceno
  • 1 lata de leche de coco
  • 1 cebolla
  • 1 ajo
  • un trocito de jengibre fresco
  • AOVE
  • 1 zanahoria
  • 1/2 puerro (la parte blanca)
  • Un trozo de calabacín
  • Un trozo de col
  • 4 champiñones
  • 2 alcachofas
  • 1 tomate maduro
  • 1 cucharadita de curry
  • 1 cucharadita de nuez moscada
  • Una pizca de pimienta
  • Sal

     Cortamos la verdura (calabacín, tomate, puerro, alcachofa, setas, zanahoria, col) en juliana y reservamos.

     En la batidora picamos la cebolla, el ajo y el jengibre.

     En una sartén tipo wok calentamos el aceite, y añadimos lo que acabamos de triturar, cocinándolo a fuego bajo durante unos 5 minutos, sin dejar de mover para que no se pegue. añadimos el curry, la nuez moscada y la pimienta. Pochamos un poco, añadimos la leche de coco y cocinamos durante 15-20 minutos, hasta que la verdura esté tierna. Probar de sal.

     En otra cacerola, ponemos el trigo sarraceno, que habremos enjuagado bien bajo el grifo,  3 veces su volumen en agua y un poco de sal. lo cocemos durante 15 minutos.

     Cuando la verdura esté lista, añadimos a la cacerola el trigo sarraceno, mezclamos y ya está listo para comer.



Gazpacho fontí

     O gazpacho de doña Lucita, la madre de mi chico. Otra forma de hacer el gazpacho manchego, tan igual como diferente. Lo probé ayer y está delicioso. Debe quedar menos caldoso que el de la foto, de manera que se coma con tenedor. Y así vamos ampliando nuestra colección de gazpachos. Yo pienso que las recetas se deben escribir, por si alguna vez la memoria nos falla. Mi suegra decía que "Vale más un lápiz corto que una memoria larga ", y yo estoy de acuerdo, pues gracias a eso conservo  algunas recetas que mi madre ya no sería capaz de darme, y pienso que todos los guisos tradicionales, que se han hecho con amor, ingenio y lo que hubiese durante tantos años, deben guardarse como oro en paño. Sabemos que todos igual no son académicos, que cada cocinera le dio su punto en su momento, adaptándolo a lo que tuviese en ese momento y a los gustos de su familia. Así que aquí va el tercer gazpacho de mi colección, todos ellos hechos por las mujeres de una generación anterior a la mía, y, aunque supongo que lo tendrán apuntado, desde aquí quiero aportar mi granito de arena para que no pierdan las recetas de sus abuelas, Inés, Guillermo, Rodrigo, Candela y Edurne la receta de su yaya Pilar , Candela y Edurne también la de su yaya Maruja, Y Marta y Clara el de hoy, el de su abuela Lucita, transmitido por su padre.



Ingredientes
  • 1/2 pollo campero
  • 1/4 de conejo con su hígado
  • AOVE
  • 1 cabeza de ajos
  • 2 hojas de laurel
  • Pebrella
  • 2 cebollas
  • Sal
  • Un puñado de almendras
  • 3 paquetes de torta de gazpacho (175 gr cada paquete)
  • Ajoaceite
     En una cazuela ponemos a cocer el pollo, el conejo (el hígado no), los ajos, el laurel y un poco de sal durante unos 15 minutos desde que empieza a hervir, no lo coceremos más. Apartamos la carne, retiramos y tiramos los ajos y el laurel, y colamos el caldo, por si ha quedado alguna astilla de hueso o algo similar. Reservamos el caldo caliente.
     En una sartén con aceite freímos el hígado y lo echamos al mortero. A continuación freímos la carne que teníamos reservada. Y volvemos a reservarla. En ese aceite freímos las almendras y las echamos también al mortero. Y entonces añadimos las cebollas en gajos, salamos, y las freímos hasta que estén doradas. En ese momento añadimos las tortas de gazpacho bien troceadas y doramos también,
     En la cacerola del caldo, que tendremos caliente, añadimos la cebolla y las tortas de la sartén. Antes retiraremos algo de caldo para añadir si fuese necesario, pues el resultado ha de ser espeso, para comer con tenedor. Probamos de sal.
     Majamos el hígado y las almendras.
     Cuando ha cocido unos 10 minutos, añadimos la pebrella, la carne y el majado del mortero. Cocemos un poco más y servimos. Y nos ponemos, si queremos, un poco de ajoaceite en el plato. Y ya está.
     He leído por ahí que la carne se sirve aparte y se come con el ajoaceite. Pues eso, que cada casa es un mundo, y cada manera de hacer es ligeramente distinta y enriquecedora.
     A mí me ha sorprendido muy gratamente esta receta de gazpacho, así que aquí queda reflejada por si a alguien le sirve, y para que no se pierda. Si la acompañamos con el excelente vino de La Font de la Figuera, Juan de Juanes Vendimia oro del 2017 que Juanlu y Marta trajeron para acompañar, pues ya el disfrute es absoluto. Mis hijos, querían un túper de gazpacho sí o sí, que esta vez no pudieron comerlo con nosotros, y ya lo tienen.
     Nos queda felicitar al cocinero desde aquí, que en persona ya lo hicimos. Y seguir descubriendo gazpachos, guisos, paisajes y experiencias en la gran cocina de la vida. Gracias cariño.

Marron glacé y castañas en almíbar

      Una receta que saqué de internet, de un grupo de Facebook de vidas rurales, cuya autora de denomina Maria Maria. El proceso está explicado en 6 días.




Ingredientes

  • Castañas
  • Azúcar 
  • Agua
  • Limón
  • Azúcar glas (para los marron glacé

     El primer día ponemos las castañas en remojo y las mantenemos 24 horas.

     El segundo día, cogemos una puntilla y con cuidado, eliminamos la piel exterior de las castañas. Volvemos a poner las castañas en remojo, con un limón troceado para que no se oxiden, y volvemos a mantenerlas así durante 24 horas.

     El tercer día ponemos agua  en una olla al fuego, y cuando hierva añadimos las castañas. Las escaldamos durante 5 minutos, y a continuación les retiramos la piel exterior. Este proceso será más o menos laborioso dependiendo de la calidad de las castañas, de los repliegues que tenga esta piel interior. Solo utilizaremos las castañas que permanezcan enteras después de este proceso. Las pesamos y las enrollamos en gasas, en una vendas,...de manera que formemos con ellas una especie de "caramelos", con el fin de que permanezcan apretadas y no se rompan durante la cocción. Ponemos las castañas así preparadas en una olla, cubiertas de agua, y con la mitad del peso de las castañas en azúcar. Si había 1 kg de castañas, ponemos 500 gr de azúcar. Ponemos a hervir durante 3 horas y dejamos enfriar dentro de la olla.

     El cuarto día, si el nivel de agua ha descendido mucho, añadimos almíbar básico ( a razón de 1 litro de agua y 1 kg de azúcar), que habremos preparado adrede, añadimos hasta cubrir las castañas y hervimos durante 1 hora. Dejamos enfriar.

     El quinto día es igual que el cuarto: cubrir de almíbar si precisa, hervir 1 hora y dejar enfriar.

     El sexto día retiramos las gasas, metemos las castañas en botes esterilizados, cubrimos con su almíbar, cerramos los botes y cocemos al baño maría durante 20 minutos para conservarlas. Yo lo he hecho creando el vacío, como en esta otra receta.

     O bien podemos terminarlas en forma de marron glacé, para lo cual, sacaremos las castañas de su almíbar y las dejaremos secar sobre una rejilla, encenderemos el horno a 180ºC, y prepararemos un glaseado, mezclando una parte del almíbar de las castañas con la misma cantidad de azúcar glas. Recubrimos las castañas con este glaseado, las ponemos sobre la rejilla y las secamos en el horno precalentado durante 1 minuto aproximadamente, para que el glaseado se fije. Esta segunda parte la he encontrado en este blog, donde además explica otra manera de hacer las castañas en almíbar. También nos dice como prepararlas para usarlas como guarnición de platos salados.

     Hoy hace 25 años que, delante de vuestras familias, de vuestros amigos y de Dios, os dijisteis "Sí quiero". Estas palabas las escribió Toni en Facebook hace varios años, cambiando la cifra, evidentemente. Y añadía que iba para casa para decirte a tí, en persona, cuanto te quería. Esas palabras se me clavaron en el alma. Y hoy son ya 25 los años. Afortunadamente, en mi entorno, mis amigos van llegando, y superando, esa cifra, que no es más que un número, pero al que le damos un significado especial asociándolo a la plata. Vosotros también. Porque también, a veces, parece que sea una rara avis el alcanzarla,  pero la vida, su jardín, y la viña del Señor, han de tener de todo. Quiero desde aquí enviaros mi felicitación en este año raro en que ni siquiera voy a poder daros un abrazo. Así que, esperando una mejor ocasión para celebrarlo, se me ha ocurrido, ya que es tiempo de castañas y encontré casualmente esta receta, prepararte con todo mi cariño tu dulce favorito. Y como tú ya sabes, últimamente me he especializado en encontrar concordancias entre cosas, recetas, y situaciones, así que hoy, que estoy reflexionando e inspirada, te digo que, con los marron glacé no podía ser de otra manera, ya que es uno de los dulces más caros y apreciados, como lo es un buen matrimonio. Que ha sido costoso realizarlos, como no podía ser de otra manera. Que cuando compras las castañas, nadie te asegura que por dentro vayan a ser buenas, sin excesivos repliegues que dificulten el trabajo, pero tienes que tener fe, porque ya sabes que el que no arriesga no pasa la mar. Y aún así, resulta entretenido el pelar las castañas, y mucho más el repelarlas. Que muchas se pierden por el camino, porque te encuentras un agujero con gusano, o tienen tanta piel interna o tantas lobulaciones que se rompen al hacerlo. E incluso cuando las cueces en el almíbar tanto tiempo y tantos días, tienes que acomodar tus labores cotidianas para poder realizar el proceso, que no solo de hacer marron glacé vive el hombre. Una vez finalizado el proceso, te encuentras con que, al sacarlas de la gasa, algunas también se han desmenuzado, sólo es fachada lo que está en el almíbar, y en cuanto retiras la débil contención que las mantiene unidas, se desmoronan. Sólo, al final, quedan unas pocas castañas enteras, brillantes, preciosas, con alguna que otra cicatriz del cuchillo, pero flamantes y orgullosas. A éstas les daremos el baño de glasa, (encontrándote con que al cogerlas delicadamente para bañarlas, alguna más se rompe), las dejaremos escurrir, les damos el golpe de horno y cuando estén secas, las envolveremos en el papel apropiado. Se lo han ganado, no les pongamos cualquier papel que perjudique la glasa deliciosa que las mantiene tiernas. Que aunque cada castaña ha encontrado su manera, las cosas externas a veces juegan un papel excesivo. Nueve castañas me han quedado enteras y perfectas, de los 400 gr (habrían unas 50) con los que empecé. No sé si la estadística es similar, pero así ha sido.

     Con todo mi cariño te habrán llegado estos marron. No les he puesto vainilla porque me gusta el sabor auténtico de las cosas. Y, aunque hayan ido con todo mi cariño, eres libre de decir que no te gustan y no te las quieres comer. Me las devuelves, que yo les haré un hueco. Pero tienes mi permiso, si es que en algún momento ha sido necesario, para decirme que no te gustan.

     También, ya que esta receta tiene una cierta forma epistolar, te diré que no he tirado más castaña que aquella que estaba rancia o tenía un agujero. Alguna venía con gusano y también la tiré, por supuesto. Porque aunque todas ellas no hayan alcanzado la perfección, las que se deshicieron al repelarlas, me sirvieron de guarnición y para tropezones de una ensalada. Las que se rompieron al salir de la gasa, han ido a para a un almíbar, que también te habrá llegado, y están deliciosas. Y las que se rompieron al meterlas en la glasa, también se comerán en forma de marroncitos glacé que me quedaré yo, pues no tienen presencia para hacer un regalo, pero no dejan por ello de ser deliciosas. Como esto lo escribo con antelación, tengo que editar, porque uno de los trocitos de marron que me comí estaba rancio, así que existe la posibilidad todavía que alguna de esas 9 castañas de apariencia perfecta esté rancia también. Cosas de la vida, que no deja de sorprendernos.

     Fíjate que cuando enumeré las dificultades de conseguir la castaña perfecta, en ningún momento contemplé la opción de que un día te canses, tires las castañas a la basura y te vayas a la pastelería, o bien te comas otro tipo de pastel. Ya sabes, siempre digo que somos inasequibles al desaliento, y aquí no podría ser de otra manera. Así que, mis queridos Paqui y Toni, os deseo que paséis un muy feliz aniversario y que seais felices hoy y siempre. Os quiero.

Granada con Cointreau

      Una cosa tan sencilla y nunca se me había ocurrido. En mi casa era un ritual comer una granada. Mi padre era el encargado de pelarlas e ir repartiendo los gajos, que terminábamos de desmenuzar y nos comíamos sentados a la mesa. Luego, en mi familia, fui yo quien realizaba esa tarea. Y, de repente...."En mi familia las comíamos con Cointreau". Pues eso, tan sencillo.



Ingredientes

  • Granada
  • Cointreau

     Poner los granos de granada en un recipiente, añadir un chorrito del licor y dejar macerar. Comer. Y ya.

Aunque el licor también puede ser cazalla, mistela....

Bacalao con tomate

     Una de estas recetas tan socorridas que ni se escriben, y luego, si no la haces muy a menudo, te toca ir buscándola por ahí. Pues nada, gracias a Recetas de rechupete, con alguna modificación, como no podía ser de otra manera, hoy un rico bacalao con tomate.



Ingredientes

  • 4 lomos de bacalao desalado o al punto de sal
  • 2 cebollas pricadas
  • 1 bote de 800 gr de tomate triturado
  • 1 pimiento rojo pequeño cortado en dados
  • 1/2 cucharadita de pimentón de la vera
  • 3 ajos picados
  • 100 ml de vino blanco
  •  AOVE
  • Sal
  • Harina para rebozar

     Enharinar el bacalao y freírlo ligeramente en el aceite caliente, no demasiado, se terminará de hacer en la salsa. Reservar.

     En ese aceite, y en una cazuela con buena base, de manera que después quepan los lomos, freímos el pimiento cortado en dados, y cuando empieza a ablandarse, añadimos las cebollas y los ajos. Sofreímos hasta que la verdura está blandita. Añadimos el pimentón, damos unas vueltas y añadimos el vino. Dejamos que se evapore el alcohol y agregamos el tomate. Dejamos cocinar durante unos 30 minutos, y removemos  la salsa de vez en cuando para que no se pegue.

     Incorporamos el bacalao, con la piel hacia abajo, para que la gelatina ayude a espesar la salsa. Probamos de sal por si hiciese falta, y dejamos cocinar a fuego muy bajo, unos 5 minutos, como mucho, ya que es un pescado que se hace muy rápidamente. Apagamos el fuego y dejamos reposar, que esto le sienta muy bien. Y nada, a preparar pan. Y lo que sobre, lo podemos congelar, y viene muy bien para llevarlo a una guardia.



Chocolate a la taza con un toque de Cointreau

      Lo tenía en pendientes desde hace mucho tiempo, pero le llegó el momento. Realmente, un chocolate muy rico, al que la próxima vez añadiré el Cointreau más tarde, para que se note más. He modificado un poco la receta, pues a mí me gusta el chocolate más bien clarito. Del blog Velocidad Cuchara.



Ingredientes

  • 100 gr de chocolate fondant de postres
  • 100 gr de chocolate a la taza
  • 1 litro de leche entera
  • 20 gr de Maicena
  • 3 cucharadas de Cointreau
  • un pellizco de sal
  • Un pellizco de pimienta negra

     En el vaso de la Thermomix, poner el chocolate en trozos grandes y rallarlo durante 30 segundos en velocidad progresiva 5-10.

     Añadir el resto de ingredientes y programar 12 minutos, 90ºC, velocidad 3.

     Programar 20 segundos velocidad 5, y servir. Fácil. Rico.


Boloñesa de lentejas

      El que mi hijo pequeño haya decidido hacerse vegetariano me ha hecho descubrir nuevas formas de cocinar, nuevas recetas. Algunas de ellas las hemos adaptado para toda la familia, y esta es una de ellas, porque es una delicia, y además, ligera. Cuando por motivos universitarios él no la come con nosotros, sino que se lleva un tuper, y después te envía un mensaje para decirte que estaba espectacular,  me pongo muy contenta, por supuesto. Así que ahí va, cariño mío, la boloñesa de lentejas, esa que no sabías bien si atreverte a comer cuando viste la etiqueta del túper,  para que tú puedas hacerla cuando quieras. Hoy cumples 20 años y cada vez, como debe ser, vuelas más alto. Algún día, cuando cocines esta receta, espero que recuerdes el cariño con que tu madre te la preparaba. Te quiero.



Ingredientes

  • 100 gr de lenteja rojas (o pardinas)
  • AOVE
  • 1 cebolla
  • 1 ajo
  • 1 zanahoria
  • 1 tallo de apio
  • Sal
  • Un pellizco de azúcar
  • Pimienta negra
  • Orégano seco
  • Tomate triturado
  • 75 ml de vino tinto
  • Espagueti de calabacín
  • Queso rallado

     Cocer las lentejas en agua con sal. O bien utilizar un bote de lentejas cocidas. Reservar.

     Picar la cebolla, el ajo, la zanahoria y el apio. Calentar aceite en una sartén y sofreírlo todo. Salpimentar. Añadir el tomate y cocinar durante 20 minutos. Añadir el azúcar, para corregir la acidez, y el vino, y dejar cocer 10 minutos más. Rectificar de sal. Añadir el orégano. Añadir las lentejas y dar unas vueltas.

     Hay quien tritura las lentejas, a mí me gusta dejarlas así, que recuerdan a la carne picada.

     Esta boloñesa se puede servir con lo que se quiera, pasta normal, integral, relleno de unas berenjenas, etc, pero está muy rica, y  a mí me gusta servirla, con unos espaguetis de calabacín. Podemos comprarlos hechos, o bien hacerlos nosotros con un accesorio al uso. E incluso, haciendo láminas de calabacín con la ayuda de u n pelador de patatas. Después , pasamos estos espaguetis por la sartén con un poco de aceite, o bien los escaldamos unos segundo en agua hirviendo. También hay quien los prefiere crudos. Ponemos la boloñesa por encima y espolvoreamos con queso rallado....y a disfrutar de un plato de "pasta" diferente. y así le hago la fotografía, como tú la recibiste, sin saber nada más de ella.

     Este año es todo diferente. en todo el mundo. Como diferente es todo, en estos 20 años que han transcurrido. Hasta la Feria, fiesta emblemática en nuestro pueblo, es diferente este año. Pero no por ello debemos dejar de celebrar la vida, las oportunidades de ser felices que tenemos. Muchas felicidades, cariño mío. y que cumplas muchos más.