Arròs del senyoret

     La vida nos da muchas sorpresas. De manera directa o indirecta. Y debemos dar las gracias por las buenas, e intentar aprender de las que no lo son tanto. En este caso, la sorpresa ha sido grata hasta límites insospechados. Y apareció en forma de una preciosidad rubia que hizo que la sonrisa de mi hijo volviese a aparecer. Sólo por eso, tiene mi agradecimiento más profundo. Además, tiene unos padres y una hermana que son estupendos, que han acogido a mi hijo como uno más (es que mi niño también es un sol), con los que hemos compartido compañía, mesa,  amistad, y que me han descubierto preciosos parajes que tenía tan cerca y a la vez tan lejos. No puedo más que dar las gracias por todo ello.
     Después de una ruta de senderismo estupenda, tuvimos el colofón de una cerveza bien fresquita. Y, ¿cómo podríamos mejorar ésto?. Pues....con un arròs del senyoret. Y en vista de que todos estuvimos de acuerdo, quedó emplazado para la próxima ruta. Porque después del esfuerzo, de madrugar, de caminar, de cansarte, de llenarte los ojos con las maravillas de la naturaleza...una comida rodeada de tus hijos y tus  amigos, tranquilamente, en el patio, sin prisa....es un privilegio que se debe saborear como es debido.

Ingredientes
Fumet
  • Huesos de rape, merluza
  • Morralla
  • Cabezas y cáscaras de gambas
  • Cebolla
  • Sal
Paella
  • Salmorreta
  • Rape
  • Sepia
  • Emperador
  • Gambas
  • Mejillones
  • Cebolla picada
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Azafrán
  • Arroz bomba

     Preparamos el caldo, que puede estar hecho con antelación. Podemos hacerlo echando en una olla con agua todos los ingredientes, espumando cuando hierva, y dejando cocer unos 20-30 minutos, o bien poniendo un poco de aceite en la cacerola, sofriendo las cáscaras de las gambas y la cebolla, y entonces echar el agua y el pescado y dejando cocer de igual manera. Cuando está hecho, colamos y reservamos. si algún pescado tiene mollas, las podemos recuperar, y las añadiremos a la paella cuando echemos el caldo.
     Abrimos los mejillones al vapor, reservamos, y el caldo que sueltan lo colamos y lo añadimos al fumet. Retiramos las valvas. El nombre de éste arroz, arroz del señorito en valenciano, hace referencia a que está todo desmigado, cortado, pelado, no hará falta ensuciarse las manos, sólo comer.
     Para preparar el arroz, ponemos una paella al fuego con aceite de oliva, la nivelamos y empezamos friendo la cebolla sin que se queme, después la sepia troceada, y a continuación el resto del pescado cortado en dados, y las gambas. Yo suelo retirar entonces el pescado para que no se haga demasiado y quede seco.
     Una vez hecho ésto, añadimos la salmorreta, sofreímos y añadimos el arroz, a razón de 80-100 gr por persona. Le damos unas vueltas y añadimos el fumet . Dos partes y media de caldo por cada parte de arroz.
     Cuando el caldo hierva añadimos el azafrán y probamos de sal. Debe estar ligeramente salado, pues el arroz absorbe mucha sal. Debe cocer unos 15 minutos. Los primeros 5 a fuego vivo, y después bajamos el fuego.
     Cuando falten unos 2 minutos, repartimos por la paella el pescado, cuerpos de gambas y mejillones reservado, que sólo han de integrarse, ya están cocinados.
     Apagamos y dejamos reposar unos minutos antes de servir.
     Y sólo queda sentarse alrededor de la paella, coger otra Turia bien fresquita, y disfrutar del arroz, pero mucho más de la compañía. Y cuando hayamos terminado de comer "Poc, malament i a disgust", reposamos la comida con un café, una buena conversación y un gin tonic, con o sin mariconadas. Y daremos gracias por ese momento estupendo, donde podremos planificar la próxima ruta o el próximo viaje,  contarnos nuestra vida, o alegrarnos de lo felices que son nuestros hijos. Realmente, la vida se compone de todas esas pequeñas cosas. De que no vea la Turia con los mismos ojos. De aquel bacalao de Madrid en versión chicas. Y luego todos. De aquel guardia de movilidad tan simpático. Del templo de Debod. De Vero 1 y Vero 2. De los chicos camino del Santiago Bernabeu. De los encuentros con la poli. De las pirañas atacando el plato de Judith. Gracias.

     Me encanta esta foto. Tres familias que hace un año ni se hubieran imaginado este viaje con esta compañía. Pero todos formando un círculo, con el pie en el principio de un camino (tres de ellos, de hecho, empezaban la Universidad en tres semanas) y con el paso firme, ampliando nuestros círculos y aprendiendo unos de otros. Y, de vez en cuando, una cervecita. Que son dos días.

Caldo refrito

     Durante años oí a mi madre que iba a hacerse para cenar un caldo refrito. Y nunca me sedujo el nombre. Pero será que me estoy haciendo mayor, es, de hecho, y que todos los platos que me suenan a antiguo, a tradicional, a de siempre, quiero al menos probarlos. Y llegó la hora de éste. Cocina de aprovechamiento, de subsistencia, de lo que haya. Sabia cocina de toda la vida, que preparó mi madre anoche, y que cenamos juntas.

Ingredientes (1 persona)

  • 1 ajo
  • 1 rebanada de pan del día anterior
  • 1 huevo
  • 1 chorrito de aceite
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 1 vaso de agua

     Lo hemos hecho con la batidora, pero se hacía en el mortero, claro. En el vaso de la batidora ponemos el ajo y la sal.
     Calentamos el aceite en una sartén y freímos la rebanada de pan, la apartamos y la echamos al vaso de la batidora, añadimos un poco de agua y trituramos.
     Freímos el huevo, lo añadimos al vaso, y trituramos también. Entonces echamos en la sartén todo el majado y el resto del agua, y cocemos hasta que espese un poco. Probamos de sal. Debe comerse con cuchara, por lo que igual requiere algo más o menos de agua. Servimos y a cenar.
     Dice mi madre que era una comida que se daba a las mujeres que acababan de parir, y en ese caso, si se podía, se mataba un pollo o una gallina para hacer ese caldo milagroso que saben hacer todas las madres y que resucita a un muerto, con el fin de que tuviese leche. En este caso, también se le añadía el hígado y la molleja del animal, que se freían con el pan y el huevo y se majaban de igual forma.
     Una cena rápida, básica, reconfortante. Sencilla y reparadora. Gracias mamá.