Salsa blue cheese

     Preparé esta salsa que le vi a Canelona, y la acompañé con unos nachos. A mí particularmente me ha encantado. Y lo mejor ha sido que con el paso del tiempo ha ido mejorando el sabor, Deliciosa acompañando una coliflor al vapor, un pescado....

Ingredientes

  • 40 gr de cebolla
  • 1 ajo
  • 160 gr de queso Gorgonzola
  • 100 gr de nata para cocinar
  • 160 gr de mayonesa

      En el vaso de la Thermomix, picamos la cebolla y el ajo 2 segundos velocidad 7, y bajamos con la espátula lo que se deposita en las paredes del vaso.
     Añadimos el queso, la nata y la mayonesa, mezclamos 20 seg, velocidad 5. Bajamos lo que queda en las paredes y volvemos a mezclar 10 segundos, velocidad 5. Y ya está listo para servir. ¡Que aproveche!

Boda de Vero y Juanma

   
     El pasado día 26 de septiembre celebraron su 25 aniversario de boda dos grandes personas, a los que me enorgullece llamar amigos. Alrededor de este acontecimiento, tanto la familia como los amigos, nos hemos confabulado para que todo saliera lo mejor posible, y para darles alguna que otra sorpresa. Hoy hace un mes, y quiero dedicarles esta entrada, aprovechando que la sección de manualidades del blog está un poco abandonada, pues no quiero que se me olviden estas ideas, por si las necesitamos para alguna boda más.
     Una cestita con pañuelos, porque yo me conozco, a la entrada de la Sala Dorada del Palacio de los Condes de Cocentaina, donde tuvo lugar una ceremonia sencilla, elegante, emotiva y preciosa.
     Una cesta de mimbre con unos pañuelos de papel, un cartel de cartulina negra escrito con rotulador de plata, y una pinza de madera forrada con wasi tape plateado. La idea la vi por internet.
     Como había alianzas de oro blanco, había que llevarlas de alguna manera.
     Un bastidor de madera, una tela de panamá bordada, unas flores artificiales, sujetas con unos abalorios, y un lazo de raso para sujetar los anillos. Detrás del panamá, un tul, para disimular el revés de la tela. Este tipo de bastidores también los ví por internet, pero el diseño es mío.
     Unos saquitos de arroz para desearles prosperidad, que ya no fertilidad, por favor.

     Esta idea la saqué de aquí, donde está explicado el paso a paso. Aunque yo los hice más simples, y con algodón en la cabeza. 
     Y un libro de firmas, para que todo el mundo pudiese decirles lo maravillosos que son.


     Cartulinas, sellos, tintas, pegatinas variadas, fotos, una rosa en relieve que hizo Paqui, scrapbooking, frases de canciones de amor....y muchas ganas de que tuviesen un bonito recuerdo.
     Pasamos un día estupendo, que terminó entrada la noche, después de comer, merendar, bailar y cenar una paella. Espero que ellos guarden siempre el recuerdo de este día, donde celebramos el triunfo del amor a través de los años. Os quiero mucho.

Veinticinco años

     Aquel día era lunes y  llovía. Había salido de casa, en Alcoy, a buscar la parada de la contestana con tiempo, y cuando se puso a llover, no quise arriesgarme a volver a por el paraguas, perder el autobús y llegar tarde mi primer día de trabajo, lo que supuso que durante el trayecto desde donde me bajé, en la plaza donde hoy está la estatua de San Hipólito, hasta el centro de salud, me empapara.
     Habíamos dormido en nuestro piso . El jueves anterior  llegamos al mediodía a Alcoy y conseguimos trabajo y alojamiento. El viernes fuimos a Alicante a arreglar el papeleo del Colegio de Enfermería. El sábado, vinimos al piso con los bultos más pesados y voluminosos, como las mantas, y las botellas de aceite, y el azúcar, etc que nos habían preparado nuestras madres.( Curiosamente, acabo de hacer lo mismo con mis dos hijos mayores). Y el domingo, cogimos el último tren que salía de Valencia y nos dirigimos a nuestra aventura de vivir solas y empezar nuestro segundo trabajo como enfermeras. Eramos tres compañeras de carrera, a las que se tenía que unir una cuarta, que nunca lo hizo, y que posteriormente, compartimos piso con dos más.
     Llegué a mi destino y me dirigí al único mostrador que había entonces, y pregunté por la supervisora. Paco, el celador, que estaba dando números para el médico, me dijo que allí no había supervisora, sino coordinadora, y que no llegaba hasta las 9. Entonces me presenté, y muy amablemente, me dirigió hasta la sala de estar del personal, para que me secara. Allí me presentó a los compañeros que había, y entre risas, me confesó que al verme llegar chorreando,  había estado a punto de darme 20 duros para que fuese a comprarme un bocadillo. Desde ese día han pasado 25 años.
     Yo sabía que Alcoy era un sitio de Alicante donde celebraban fiestas de moros y cristianos, y poco más. Y el nombre de Cocentaina lo había escuchado en alguna ocasión vagamente....pero nos dijeron que aquí estaban buscando enfermeras, y aquí nos presentamos.
     Mi trabajo me encantó. Y el ambiente todavía más. Mis compañeros me trataron maravillosamente casi todos,  (como siempre), y me ayudaron mucho. Y a veces, había quien se dejaba caer por la tarde, aunque no estuviera de servicio, a hacer una visita. con una botella de horchata, a tomar un café...El día de año nuevo me tocaba guardia. Me vine desde Valencia, directamente de la fiesta de Nochevieja al tren, y de ahí a la guardia. Cosas que se pueden hacer con 23 años. Y la famila del médico que estaba conmigo, sustituyendo al titular de la guardia para que pudiese ir a comer con los suyos, en Alcoy, me abrió las puertas de su casa para que no estuviese sola. Eso nunca lo olvidaré. Bueno, si el Alzheimer me deja, claro.
     Me encontré con una gente amable, extremadamente educada, que cuando me oían hablar en castellano siempre me preguntaban "Enten vosté el valencià?". Cuando entendí que que te preguntasen si algo "el donava pena" quería decir que si te molestaba, y que lo de llamarte  "choto"  era un apelativo cariñoso,  todo fue mucho mejor.
    Cuando me casé, también en octubre del año siguiente, alquilamos un piso aquí y me vine de Alcoy. Al principio, se me caían las montañas encima. Todavía recuerdo el tórrido verano de 1994, con una niña de pocas semanas que sólo quería pasear mi anemia por el fantasmal Passeig del Comtat de después de las fiestas, y con mi marido haciendo guardias, pues los meses de verano eran los únicos en que tenía trabajo. Un vecino vino a mi casa a ofrecerme si quería que viniese su mujer a ver qué le pasaba a la niña, pues la oían llorar, y como sabían que yo era joven y que no tenía familia en el pueblo, a lo mejor necesitaba ayuda....todo ésto dicho con tacto infinito, pues el señor no quería que me sintiese ofendida. Cuántas veces he recordado aquella escena y a aquellos buenos vecinos.
     Tengo tres hijos. Sólo uno es contestano, pero los tres han dado aquí sus primeros pasos, y han crecido viviendo la Feria, la fiesta de los nanos (durante 5 años viví en la calle Santísima Trinidad, o el carrer gitanos, como se la conoce también), los Reyes Magos, que dejan los juguetes el día 5 tras la cabalgata, en lugar de dejarlos en el balcón, junto a los zapatos la mañana del día 6, la corriola en la ermita de Santa Bárbara, las fiestas de moros y cristianos, donde se toca una música que es gloria, el domingo de ramos, con la palma adornada con lazos y caramelos, la Semana Santa, con el coro de su colegio, las cenas en el paraje de San Cristóbal....Por supuesto, también vamos a las fallas, que eso no nos lo quita nadie, peo sumamos cosas, lo que es estupendo. Y además de vestirnos de falleros, nos hemos vestido de contestanas y maseros para llevarle flores a la Mareta. Este año, hemos participado en el boato de la filà de nuestros amigos, donde he disfrutado las fiestas desde dentro, y donde me lo he pasado en grande. Ya saben que cuentan conmigo para cuando les toque fer El Capitá.
   He tenido mucha suerte con quien se ha cruzado en mi camino. Para irnos a trabajar, hemos tenido que dejar a mis hijos con extraños, y esos extraños  han acabado siendo  parte de mí. En la comunión de mi hijo pequeño, había casi tantos canguros y familiares de éstos, como familiares de sangre del niño. De Andalucía, de Albacete, de Cocentaina, de Alcoy, de Muro, de Ecuador, de Navarra, de Murcia, de Mallorca...porque hay contestanos de muchos lugares. Y a ellos también quiero darles las gracias por cuanto han hecho por mí. Porque hay cosas que no se pagan con dinero.
     Me he encontrado gente que me ha hecho sentir como en mi casa. Personas grandes, muy grandes, sin las que no me imagino muchas cosas de mi vida. A las que no ha hecho falta mas que abrir la boca para echarme una mano, sin terminar la frase. Con las que sé que puedo contar incondicionalmente.Y hoy, que se cumplen 25 años de mi llegada al pueblo, no quiero dejar de darles las gracias con éstas palabras. Al fin y al cabo, tengo 48 años, así que se pueden echar cuentas....
     Y así, día a día, ha ido creciendo mi familia. Y sigo dando gracias todos los días. No hay nombres, porque seguro que me dejaría alguno y no quiero ser injusta. Pero todos saben quienes son.
     Para esta entrada quería hacer una receta típica de Cocentaina, pero como la mayoría ya las tengo publicadas, y  hace frío para el agualimón negro, he decidido poner sólo una foto. Se trata de un jenaro, un pastel que sólo se conoce aquí, y que sólo se hace en la pastelería Agulló, la única que queda abierta de las que ya habían cuando yo vine. No conozco la receta, es una invención del dueño de la pastelería, y es desconocida en los pueblos de al lado. Se trata de una especie de barquita de hojaldre, rellena de una especie de bizcocho oscuro, que me sabe a especias, pero que no sé identificar. Y léase todo como "una especie de ",  pues ya he dicho que no se conoce la receta.


     Así que, si quereis comer un jenaro, o escuchar música de fiestas tomando un agualimón negro, o una mentira sentados en el paseo, tendreis que venir a Cocentaina.
   

Ochíos de Jaén

     Muchas veces, me llama la atención el nombre de las comidas. Y me la llama especialmente el nombre de las cosas típicas de un sitio concreto, dado que fuera de allí o se encuentra ni se conoce. Este fue el caso de esta receta. Existen, en Jaén, dos tipos de ochíos, que según cuenta Ana María, parecen llamarse así porque se hacían 8 partes de un kilo de masa. Yo he comido ambos, pero éstos hechos por mí, ya que cuando estuvimos en Jaén no los encontramos. Resultan bastante fáciles de hacer. La única pega que tienen, que ni siquiera es una pega, es que como todas las masas que han de fermentar, hay que calcular el tiempo de levado de la masa, y no es "aquí te pillo, aquí te mato". nos han gustado mucho. Me recuerda a las monas y panquemaos de la Comunidad Valenciana, aunque con otro toque, que es lo que hace especial y rica nuestra variedad gastronómica. Y desde luego, a Guillermo le han encantado. Muchas gracias, Ana Maía, de Cocinando entre olivos, por este bollo que hice para celebrar el día de mi santo.

Ingredientes

  • 375 gr de agua tibia
  • 50 gr de levadura fresca
  • 125 gr de aceite de oliva virgen extra
  • 125 gr de azúcar
  • 1/2 cucharada de sal
  • 750 gr de harina de fuerza
  • 2 huevos
  • Azúcar para espolvorear

      En el agua tibia disolvemos la levadura, y añadimos, y vamos mezclando, el aceite, el azúcar, 1 huevo y una yema, la sal, y por último la harina. Amasamos, tapamos con un gorro de ducha de plástico (por supuesto, que sólo tiene este uso), y dejamos un par de horas para que la masa leve. Yo lo metí dentro del horno, apagado.
     Pasado este tiempo, encendemos el horno, echamos un poco de harina sobre el mármol, volcamos la masa y la amasamos un poco. Como bien dice Ana María, la masa es muy pegajosa, y es blanda, pero untándonos bien las manos con aceite, nos hacemos con ella. Yo dividí la masa en 10 partes, ya que somos 5 en casa, pero lo suyo sería hacer 8. Formamos bolas, las aplanamos y las colocamos sobre una bandeja de horno forrada de papel vegetal.
     Pincelamos bien la superficie de los ochíos con la clara batida que nos sobró, aunque en la receta original pone con huevo batido, y espolvoreamos con abundante azúcar. Metemos en el horno, que ya estará caliente, a 180ºC, con calor circular, durante unos 18 minutos. Cuando están hechos, los sacamos y los dejamos enfriar sobre una rejilla.
     Muchas gracias a toda la gente que rescata estas recetas del olvido, porque considero que son parte importante de nuestra cultura.
   


Möhnkugen o Tarta de semillas de amapola

     Hace ya varios años que hice esta tarta. Tenían que venir unos amigos a cenar y me pasé 2 horas literales preparándola. Y toda orgullosa, la serví después de cenar. No estaba mal, pero pensé que vaya desperdicio de tiempo en la cocina. Por supuesto, sobró. Y al día siguiente cogí un trozo sin demasiado entusiasmo, y ¡vaya cambio!. los sabores se habían asentado y la tarta estaba deliciosa.

Ingredientes
Masa

  • 500 gr de harina
  • 1 sobre de levadura Royal
  • 200 gr de azúcar
  • 20 gr de azúcar vainillado
  • Sal
  • 2 huevos
  • 125 gr de mantequilla fría
  • 250 gr de Quark

Relleno

  • 125 ml de leche
  • 150 gr de azúcar
  • 100 gr de mantequilla
  • 400 gr de semillas de amapola molidas
  • 1 cucharadita rasa de canela
  • 1 huevo
  • 2 cucharadas de nata o leche evaporada
  • 5 cucharadas de brandy
  • 2 cucharadas de agua de rosas
  • 100 gr de pasas de Corinto.

     Primero preparamos el relleno: poner en una cacerola la leche, el azúcar y la mantequilla, llevar a ebullición y apartar. El resto de los ingredientes del relleno se mezclan entre sí, se añade todo a la cacerola, se vuelve a mezclar y se deja enfriar.
     Para preparar la masa, mezclamos la harina con la levadura y la tamizamos sobre la mesa, formando un volcán. En el hueco añadimos los azúcares, la sal y los huevos, y hacemos una pasta muy espesa usando un poco de la harina.
     Cortamos la mantequilla en cuadrados, y junto con el Quark, la ponemos en la masa, y desde el centro, lo vamos incorporando hasta convertirlo en la masa. Si aún se queda pegado, añadimos un poquito más de harina.
     Dividimos la masa en 6 trozos iguales. Cinco de ellos los extendemos del diámetro del molde (el mío de 28 cm), y con el sexto, formaremos la pared, de unos 5 cm de altura.
     Engrasamos el molde y ponemos el primer círculo y formamos la pared con el último trozo. entonces añadimos 1/4 parte del relleno. Repartimos bien y ponemos otro círculo. Hacemos lo mismo con todos los círculos excepto con el último, con el que se forma un enrejado que deja ver el relleno. Sobre el enrejado pasamos un pincel mojado en leche.
     Precalentamos el horno a unos 180ºC y metemos dentro el  paste. el mío estuvo 45 minutos, pero puede tardar más. Si hacia el final se dora en exceso, taparemos la superficie con un papel de aluminio.
     Lo dejamos enfriar y esperamos a comerlo al día siguiente, cuando será una delicia.
     La de la foto no la he hecho yo, es un trozo que compré en una pastelería y que me sirvió de comida. No lleva todo el trabajo de la mía, ni estaba tan rica, aunque esta buena. Cuando vuelva a tener excusa para hacerla, ya le sacaré una foto en condiciones. De momento, me quedo con ésta.
 

Arroz con bacalao

     Cuando mi madre me preguntaba qué quería comer para celebrar algo, casi siempre era ésta mi elección. Ese arroz cocinado en una paella o en una sartén de esas negras de pintitas blancas, seco y delicioso, que tan bien le salía a mi madre.

Ingredientes

  • Alubias blancas cocidas
  • Bacalao desalado
  • Unas almejas
  • 1 pimiento seco
  • Tomate triturado
  • 1 ajo
  • Aceite de oliva
  • Arroz
  • Sal
  • Agua
  • Unas hebras de azafrán

     En la sartén amplia o en la paella ponemos el aceite, y sofreímos en él el ajo muy triturado, el bacalao, el tomate y las almejas bien limpias. Después echamos el pimiento, al que le habremos hecho un agujero  para que no explote, y un poco de agua, dejando cocer todo junto.
     Medimos el arroz, y en la paella, echamos el doble de agua. Cuando hierva,probamos de sal y añadimos la necesaria. Debe estar salado, pues después el arroz absorbe mucha sal. Entonces añadimos el azafrán, el arroz y las habichuelas. Lo dejamos cocer durante unos 20 minutos, hasta que esté seco. Y a  disfrutar. De momento, voy a celebrar con él nuestro vigésimo cuarto aniversario de boda. Te quiero, cariño.

Handkäse mit musik

     O lo que viene siendo  lo mismo, "queso de mano con música". Este tipo de queso es típico de Alemania, de la zona de Hesse. Es un queso apestoso, y cuando te lo metes en la boca parece que estés saboreando una cuadra, aunque nunca nos hayamos metido una en la boca, evidentemente, pero a mí me encanta ésta combinación, aunque a la larga, eso sí. Este queso es translúcido, muy bajo en grasas (0,5 %), y muy elevado en proteínas (29 % ), que se vende en forma de pequeños discos. Parece ser que recibe este nombre porque al final del proceso se le da forma con las manos.
     El aliño que lo acompaña, se llama "musik", y este nombre fue lo primero que me cautivó, antes siquiera de probar el queso. Este plato se suele servir como aperitivo, acompañado de una rebanada de pan negro y una proción de mantequilla. Esto y la cebolla, atenúan el "sabor a cuadra" de este queso. Y hay que acompañarlo de una buena cerveza alemana, o mejor aún, ya que estamos en Hesse, de un appfelwine, o vino de manzana, que se sirve o bien en jarras de cerámica azul, típicas de la zona, o en unos vasos de cristal con dibujo de pequeños rombos.

Ingredientes

  • Handkäse
  • Cebolla
  • Aceite
  • Vinagre
  • Comino
     Picamos la cebolla. Hacemos una vinagreta con el aceite y el vinagre. Yo he usado aceite de girasol. Por allí he visto que se utiliza mucho el aceite de colza, y yo he comprado alguna vez, con buen resultado, pero aquí en España no lo encuentro. Desde el tristemente famoso caso del aceite de colza desnaturalizado de los años setenta, este aceite no tiene nada que hacer en España. Como no lo vendan en esos envases que pone "aceite de semillas", sin especificar....
     Bueno, el caso es que hacemos la vinagreta, le añadimos los cominos enteros y la cebolla. Disponemos las rodajas de queso en el plato y les echamos la salsa por encima. Acompañamos del pan, la mantequilla y la cerveza o el vino, y a disfrutar. Fácil, desde luego, es.