Hoy me ha dado mi primo Juan Carlos, el menor, por Facebook, la receta de los churros que hacían sus padres, y ésta tarde la he puesto en práctica, acordándome de mis tíos, y de las enormes cajas de papeletas, y de ellos dos, siempre juntos, sentados a la puerta de casa en verano, con los vecinos, y haciendo papeletas junto a la lumbre en invierno. A ellos, y a mis primos les dedico ésta receta, que aunque no nos veamos demasiado, bien es cierto que me alegro cada vez que nos encontramos.
Ingredientes
- 1 taza de harina
- Una pizca de sal
- 1 taza de agua hirviendo
- Aceite de oliva para freír
- Azúcar para espolvorear (opcional)
Ponemos en la amasadora la harina junto con la sal, y le añadimos el agua hirviendo, amasamos todo y ponemos en la churrera. Yo, que no la tengo, he puesto la masa dentro de una manga pastelera con boquilla estrellada y ancha, pues no sé donde leí que si la forma de la boquilla no era esa, explotaban bastante al freírlos. No sé si será cierto, pero el caso es que a mí no me han salpicado nada.
Hay que freírlos en abundante aceite bien caliente, pero con cuidado, pues si está demasiado caliente se pueden quedar crudos en el interior.
Cuando el aceite está caliente, vamos echando la masa sobre él, intentando formar una espiral, lo cual me ha resultado difícil, porque la masa es bastante densa, y hay que hacer fuerza para empujarla. Cuando se doren por un lado, les damos la vuelta y los doramos por el otro. Y cuando ya estén, los sacamos a un plato cubierto de papel de cocina. Y si queremos, les echamos azúcar por encima. yo no les he puesto, así cada uno se los come a su gusto.
Dice mi primo que a él le gusta poner, del vaso de agua, tres cuartas partes de agua y el resto de leche. La próxima vez lo haré así.
En mi casa, particularmente, nos gustan los churros más bien gorditos, a los que en algunos sitios les llaman porras. Muchos domingos, iba mi padre a comprar churros, y traía la rosca entera, envuelta en un papel pringoso de aceite, sin bolsa de plástico para que no se reblandecieran, y cómo nos gustaba mojarlos en el chocolate que hacía mi madre, y comernos "la porra", es decir, el extremo final, que era más grueso.
Es una tontería, pero me gusta pensar, que allá donde estén, ésta tarde estén compartiendo unos churros con chocolate mis tíos, mi padre y mis abuelos. Yo, por lo menos, me he acordado mucho de ellos.
Buenísimos te han debido salir. Lo que has escrito me ha hecho retroceder en el tiempo unos años, me ha emocionado mucho mucho.!!!
ResponderEliminar¿Recuerdas las papeletas? ¡Qué tiempos!. Si os vieran ahora estarían muy orgullosos. Un beso grande.
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ResponderEliminarJaja. Si claro las papeletas esas queridas papeletas!!! El más rápido era mi hermano Onofre. Aunque hacía algunas trampillas:)
ResponderEliminarjajaja cuántos recuerdos :o)
ResponderEliminarY una receta con tanto cariño sólo puede estar de 10!
Besos,
Palmira