Ingredientes
- 250 gr de harina
- 250 ml de leche entera
- 250 ml de agua
- 50 gr de mantequilla
- 2 cucharadas soperas de azúcar
- 2 huevos
- 1 yema
- Una pizca de sal
- 2 cucharaditas de levadura Royal
- 1 clara de huevo grande
- Unas gotas de zumo le limón
- 1 cucharada sopera de ron oscuro
- 175 gr de azúcar glas
Apartar del fuego y seguir dando vueltas sin parar, para deshacer los grumos que se hayan formado. Dejar que se enfríe completamente.
Mientras, cortamos unos cuadrados de 8 x 8 cm de lado de papel de horno, y los engrasamos. Cuando formemos las pastas, lo haremos sobre dichos papeles, y con ellos los llevaremos a la sartén; de esta manera no los manipularemos, y el dibujo quedará intacto.
Cuando la masa esté fría añadir los huevos y la yema, de uno en uno, sin echar el siguiente hasta que el anterior esté completamente incorporado. Cuesta un poco. Una vez mezclados, incorporamos la levadura.
En un cazo no muy grande echamos aceite, en cantidad suficiente como para que las pastas puedan flotar. Lo calentamos, sin pasarnos, para que no se arrebaten y se cocinen por dentro.
Ponemos la masa en una manga pastelera con boquilla rizada pequeña, y vamos formando círculos, (o coronas, jajaja) pequeños, tienen que ser de bocado, encima de los papeles aceitados. Y de los papeles, y por tandas de 6 a 8, las deslizamos al aceite caliente. Se fríen pronto. Las sacamos a un colador grande, y de ahí a papel de cocina, para que suelten la grasa.
Mientras, prepararemos la glasa: ponemos todos los ingredientes de la misma en un bol y mezclamos con una cuchara de madera. Con la mano, vamos metiendo las pastas en ella, las sacudimos, y las dejamos secar sobre una rejilla.
Según Susana, se conservan estupendamente hasta dos horas, en que empiezan a perder el punto crujiente de la glasa. Yo, cuando las hice, como repartí, no llegaron a durar tanto. Pero bueno, aún así, deben seguir estando de vicio.
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