Me gusta escribir, así que, con el tiempo, algunas de mis recetas empezaron a vestirse con historias. Unas dulces, y otras muy amargas. He dedicado recetas a personas importantes en mi vida, a amigos, a recuerdos, a festividades, a celebraciones. Ha habido recetas escritas como un regalo. El postre favorito de mi hijo es el tiramisú, y se lo dediqué una vez, hace años, para su cumpleaños, junto con la historia del día en que nació. Y él no se había dado cuenta. No sé si mis hijos algún día sentirán curiosidad por la cocina de su hogar, más allá de las cosas que les gustan, o por leer las historias de su madre. Al fin y al cabo, muchas contienen pequeños retazos de la historia de su familia. Esta es la entrada número 500 del blog. Es muy modesto, de andar por casa y sin pretensiones. Pero también me gustaría hacer un sorteo entre las personas, residentes en España, y en la península, o con una dirección postal en la misma, que dejen un comentario a esta entrada, en el plazo de 4 días a partir de hoy. El plazo finaliza a las 12 de la noche del día 14 de febrero de este año 2020. Todo ha sido una casualidad, no me había dado cuenta de la fecha hasta ahora. Y, como número redondo que es, merecía algo especial. Y, aunque el bocado en sí quizá no lo aprecie todo el mundo, no nos olvidemos de que, en ésta glándula, se ha especulado que reside el alma. Y nada hay más especial que eso.
Para mí, de pequeña, sólo existían las mollejas de los pollos, su estómago, que había que limpiar, dar la vuelta, pelar....Después descubrí éstas, las de cordero, que es la glándula timo, que desparece en los animales adultos. Lleterola en valenciano. Y están deliciosas. La casquería, es lo que tiene, o la adoras o te repugna. Y a mí me encanta.
Hoy he encontrado mollejas en la carnicería. Yo nunca las había cocinado, siempre las comí en algún restaurante. Y he seguido los consejos del carnicero.
Ingredientes
- Mollejas de cordero
- Aceite
- Sal
Pueden hacerse de otras formas, como freírlas con ajos, o con setas, o con un picadillo de ajo y perejil, pero a mí me gustan así, sin enmascarar el sabor del producto. Al fin y al cabo, el alma....
Pues nada, por casualidad en esta entrada se aúnan el alma y el corazón. Suerte a todos.
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