"Tirorí, tirorí
Senyor rei estic açí
Tireu panses i avellanes
I la palla pa´l rocí"
Así reciben los niños de Cocentaina a los pajes de los Reyes Magos que vienen a recoger las cartas, y a los Sus Majestades en la cabalgata que atraviesa el paseo antes de ir a adorar al niño. Después, todos a casa, donde les esperan sus regalos si han sido buenos. Y a casa de los familiares, por donde también han pasado. Y, por fin , a comer el Roscón de Reyes, y a ver si hay suerte y nos sale la figura. Yo, el haba, he decidido no ponerla este año. El Roscón ya está pagado, y la mala suerte ya viene sola, así que no la llamemos.
Este bollo hay que prepararlo a última hora de la tarde del día 4 de enero, para hornearlo en la mañana del día 5. Según dicen las entendidas, el secreto para que el roscón esté bueno es "acostarse a dormir". Yo llevo un par de años haciéndolo así y está increíblemente bueno.
La receta es del libro "Imprescindible" de Thermomix, pero difiere poco de la receta que hacía antes.
Masa madre
Masa
60 gr de leche
70 gr de mantequilla a temperatura ambiente
2 huevos
20 gr de levadura de panadería
450 gr de harina de fuerza
30 gr de agua de azahar
1 pellizco de sal
Decoración
Preparación en Thermomix
Con el vaso y las cuchillas muy secas, pulverizar el azúcar programando 30 segundos, velocidad progresiva 5-10. A trasvés del bocal añadir las pieles y programar 15 segundos a la misma velocidad. Reservar.
Poner en el vaso todos los ingredientes de la masa madre y programar 15 segundos, velocidad 4. Retirar del vaso, formar una bola sobre la encimera, y colocarla en un cuenco, cubrirla de agua tibia y esperar a que flote y doble su volumen.
Poner en el vaso el azúcar reservado, la leche, la mantequilla, los huevos, la levadura, el agua de azahar, la harina, la sal y la bola de masa madre. Programar 30 segundos, velocidad 6. Entonces amasar programando 3 minutos, vaso cerrado, velocidad espiga. Se formará una bola, y ahora, sin desmontar la máquina ni quitar el cubilete, abrigarla con unos paños, y esperar a que la masa rebose por el bocal. Tardará sobre una hora.
Bajar la masa con la espátula y volver a amasar 1 minuto, vaso cerrado, velocidad espiga. Queda una masa blanda, que hay que sacar del vaso a una superficie enharinada. Dividirla en 2, y darle forma de bola, alisándola con las manos.
Para formar el roscón introduzca los dedos en el centro y abra la masa de modo que el agujero central sea bastante grande. Colocarlo en la bandeja del horno cubierta con papel. Introducir el haba y la figurita y disimular el agujero. Pintar con huevo batido y decorar con las naranjas, las guindas, las almendras, y el azúcar humedecido. Dejar reposar toda la noche. A la mañana siguiente precalentar el horno a 200º, y hornear entre 20 y 25 minutos, bajando la temperatura a 180º después de los primeros 5 minutos de cocción. Sacar y dejar enfriar.
Mientras se enfría el roscón, montar la nata, y cuando esté, añadirle azúcar glas y mezclarla con cuidado con la espátula.
Cuando esté frío, cortar en 2 y rellenar con la nata montada. O con crema pastelera, o trufa, cabello de ángel, o simplemente no rellenarla, pues solo también está delicioso.
He aquí el Roscón de Reyes
tradición de un gran banquete,
en el cual hay dos sorpresas
para los que tengan suerte.
En él hay, muy bien ocultas
un haba y una figura;
el que lo vaya a cortar, hágalo sin travesura.
Quien en la boca se encuentre
una cosa un tanto dura,
a lo peor es el haba
y a lo mejor la figura.
Si es el haba lo encontrado
este postre pagarás,
más si ello es la figura,
coronado y Rey serás.
Actualización de Reyes 2012
Por mi trabajo, no dispongo del tiempo tal y como yo quiero para hacer este tipo de bollería. Este año he hecho una prueba y me ha salido espectacular. Amasé el roscón la tarde del día 4, hizo el primer levado, lo formé, lo pincelé con huevo, y entonces lo tapé con papel de horno para que no se resecase, y lo dejé en la nevera. Allí estuvo durante toda la noche y toda la mañana siguiente, en que yo estaba trabajando.. Al llegar a casa lo saqué de la nevera para que se atemperase, comí y entonces encendí el horno. Cuando estuvo caliente, volví a pincelar con huevo y al horno. No se bajó al pincelarlo, y el resultado ha sido exquisito. Cuando estuvo frío rellené uno con nata, que al día siguiente estaba (lo que quedaba) buenísimo. Otro lo regalé y el tercero se lo llevó mi hija para comérselo con sus amigos, y dice que no sobró nada, pues todos repitieron.